Hace tiempo que no publicaba, pero esta aventura me tiene atrapado en tantas, demasiadas cosas, que ya no sé en donde estoy.
Hace poco me dijeron, te hace falta algo. Amor.
Me lo dije yo mismo mientras cruzaba una calle, fría, por la mañana. Me fui a esconder al sol, para que me calentara, después me puse a imaginar una galaxia.
Ya no sé si deseo si ser feliz, contigo a mi lado,
debajo de un árbol
en un atardecer
recostarte en mi pecho
y hacer nuestras aquellas canciones robadas
para hacerlas nuestras
dejarnos llevar por el viento
de nuestro aliento al suspirar
el nombre del otro
mientras hacemos temblar
con un simple beso
creamos cielos a caricias
sin un rumbo fijo
solamente guiados
por nuestras manos
entrelazadas, inspiradas.
Quería preguntarle a alguien: (¿Qué sueño?)
Stephen King dijo una vez que las pesadillas no están sujetas a la lógica, no tiene sentido explicarlas.
La explicación es la antítesis de la lírica del miedo.
En una historia de terror la victima no deja de preguntarse ¿Por qué?, sin embargo no hay explicación, no debería haberla.
El misterio sin respuesta es el que perdura, el que siempre acabamos recordando.
Mi lógica no tiene nombre aún. Busco la galaxia, siempre la busco.
Quiero que seas mi pesadilla, pero no sé que esté dibujando el maldito destino.
Maldito.
Es una ironía, el hecho de que tú seas la razón de que yo esté extrañamente feliz.
Y que quiera que me digas que debo soñar
espero a que me digas
o a que no me digas
El agua cae hacia lo inevitable, sin salvación, pero deja un pequeño rastro.
Al final otra gota la acompaña en la caída
Se hacen una.
.
Sólo se vive una vez
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